martes, 24 de noviembre de 2015

Mensaje de ayuda en auto, para los que se han ido de rosca:
A ver, a ver, muchachos díscolos. Desensillen un poquito del carromato del delirio y del efecto triunfalista que les tapa la razón, como una bola de sebo obnubilante de Vtros. elementales cerebelos...
¿Qué es esto de las pretendidas ondas de amor y paz con que intentan subyugarnos, ahora que han conseguido el objetivo de una alianza destituyente con los peores métodos? ¿Ahora, Néstor cabe en el cajón, ya no está vacío? Su funeral.. ¿ya no lo hizo Fuerza Bruta? ¿Ya no hay más armas en Casa de Gobierno para asesinar opositores por parte de la Cámpora? El nene Kirchner... ¿ya no es más un boludo que juega a la play, que tiene cuentas en el extranjero por U$S 400.000, o un ladrón, o un reclutador de asesinos? ¿Kicillof deja de ser un estúpido que pretende negociar con los buitres dejándonos en default; ya no es necesario patotearlo por los tilingos en el buquebus de regreso de Punta del Este? ¿Ya no cobra más $ 40.000.- mensuales por YPF? La presidenta ¿dejó de tener orgasmos como para publicar en los repugnantes pasquines del grupo? ¿Ya no son más de los Kirchner las bóvedas de Lázaro Báez que jamás existieron? El oscuro Nisman ¿Ya dejó de ser una vícitima de homicidio de Cristina y sus seguidores? Cristina, misma... ¿Dejó de ser la conchuda, yegua patagónica, bipolar, ladrona, que mató a su marido golpeador? Aníbal Fernández...¿ya no es el asesino efedrínico, ahora que perdió con la muchacha Vidal? ¿Ahora somos todos hermanos por obra y gracia del Arcángel Mauricio, multiprocesado y blindado por todos los medios? Ahora me colocan la celeste y blanca, después de truchar la de la Cámpora en las escuelas del interior, como si fuera verdad. De repente, ya no hay más dictadura a la que temíamos como a un monstruo y ahora tenemos que mirarnos a los ojos para comprender que el cambio es posible. ¿Por si fuera poco...., nos toman por boludos; luego de tres embates judiciales en la propia semana del balotaje, uno de ellos con insólito allanamiento al Banco Central por un juez impresentable y otro postergando por quinto año consecutivo la aplicación de la Ley de Medios Audiovisuales, votada por una mayoría abrumadora, y en clara defensa del grupo? ¿Pretenden, acaso, que les creamos apenas un poquito, si no fuera por el miedo pánico que les asiste de tener un Senado con mayoría del FPV, gran cantidad de provincias y municipios opositores? ¿Pretenden negar que si el resultado del balotaje hubiera sido exactamente al revés, el país en este momento estaría incendiado con acusaciones de fraude, al mejor estilo Capriles, con el antecedente miserable de Tucumán? ¿O no han leído y apoyado las irresponsables declaraciones de Carrió cuando la brecha se estrechaba, ayer domingo - no en el 2003 - referidas a los telegramas del Correo? ¿No? Busquen, como los autoproclamados paladines de la verdad republicana que alegan ser.
No queridos, míos. Más allá de cumplir con los ritos de la democracia, como corresponde a los verdaderos defensores del sistema, es obligatorio declarar bajo juramento un firme compromiso de defensa de todos y cada uno de los derechos reconocidos hasta el presente, en todos estos años de esfuerzo y compromiso. Al mismo tiempo, declarar que no les creemos ni un poquito así. Hemos visto las consecuencias nefastas de esta política de derecha berreta en favor de pocos. La padecemos actualmente en Capital Federal. Mucha gente quedó en el camino por obtener un país mejor; muchos no lo vieron. Muchos murieron. Ninguno del lado de los frívolos del globito, que siempre han caído parados, protegidos por el Sir Culo Rojo, que tan bien deschavó el Arcángel Mauricio y la propia mística des Carrió. Hagan su trabajo de gerentes del poder real. Nosotros controlaremos con todos los recursos de la democracia a nuestro alcance. Primera llamada: La Nación, hoy, ya les impartió las instrucciones respecto de los genocidas. A ver si responden a la altura de las circunstancias. No nos hagan quedar mal, que somos ejemplo reconocido en el mundo, en el tema, mal que les pese. ¡Ah! ... por si fuera necesario aclararlo... yo voté por otra política. Sí, sí, ya sé, los corruptos a la cárcel... pero... "todos" los corruptos. Saludos cordiales.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Haceme la merced de apartar ese prejuicito, por cortesía.



Salimos del club de ajedrez con el amigo Fernando. Se hizo casi la una de la mañana. En la vereda, algunos socios parloteando del más y del menos sobre la velada. Se acerca un señor de aspecto bastante humilde, con un pulóver raído aunque, aparentemente, limpio; pantalones gastados, algunos dientes menos y con un pucho en la mano que no hace mucho habrá recogido del suelo; o lo poco que quedó de vereda seca luego del chubasco. Pide fuego y no le damos. Nadie fuma. Somos gente sanita, no sé si me entiende. Advierto que el señor mal entrazado está… descalzo. No hace calor, precisamente, ni estamos en la playa. Estamos en zona centro-norte, Paraguay y Callao. No creo que sea por esnobismo o por padecer pie de atleta. Agradece el no fuego y se queda por ahí, mientras nos vamos despidiendo los contertulios de siempre. Mientras caminamos, le comento a Fernando una humorada del librito que estoy leyendo, referida a la pose de las estatuas: o bien están de brazos cruzados, o bien con el brazo extendido y con la palma hacia abajo. En el primer caso, se preguntan: “¿cómo bajo de aquí?”. En el segundo: “La basura llegaba hasta esta altura”. Festejamos el recurso hilarante del autor de “Exilados”. Fernando, el muy lector, inquiere y respondo que se trata de una obra teatral de Joyce. Instantáneamente oímos “¡Ulises!”. Volteamos la cabeza. Se trata del señor descalzo, que agrega algo más, mientras asiento un poco perplejo. Él acota que puede tratarse de su segunda obra y duda si es esa o “Dublineses”. Con Fernando entramos en la grata sorpresa y no salimos, y el señor descalzo acota: “¿Leíste a Henry Miller”. Fernando – destinatario de la pregunta – responde que no, pero que es muy probable que yo sí lo haya leído, porque soy afecto a las cuestiones eróticas; es decir, me tiene por puerquito. El señor descalzo ríe. Yo no leí a Henry Miller-sexus-nexus-plexus, pero intuyo que el señor sí. Nos reímos los tres, nos despedimos del señor descalzo y encaramos para la avenida Santa Fe muy convencidos - como que así lo hemos afirmado – de que esta historieta sería algo difícil de creer si nos fuera contada por algún otro terrícola.

Ponele hache.

jueves, 12 de diciembre de 2013

ACERCA DEL FESTEJO POR LOS 30 AÑOS DE DEMOCRACIA.

Por Alberto Lucio Moscuzza

La pluma cáustica de los operadores salvajes, siempre listos, como los boy scouts de la denostación, han eyaculado los peores conceptos que tenían en sus ponzoñosas riñoneras para fulminar el festejo de los treinta años de ininterrumpida democracia, del 10-12-2013 en Plaza de Mayo.
Estuvimos. Al igual que en cada 24 de marzo, desde hace algunos años en que hemos abierto - finalmente - los ojos, decidimos que no es todo lo mismo. Entre estar y no estar hay una gran diferencia. La presencia tiene un significado. Y del mismo modo en que, al regreso del cementerio en que enterré a mi santa madrecita, procedí al festejo de mi cumpleaños (¡a vos se te ocurrió irte justo en la víspera, Lucía!), consideré - como tantos otros ciudadanos de buena fe - que era pertinente (deformación profesional, vea) estar en la Plaza, a pesar de las jornadas de tensión, de violencia y de las víctimas por los amotinamientos policiales en las provincias. Era absolutamente previsible la invectiva de los que socavan con recursos deleznables todo acto que provenga del gobierno, como lo hubiera sido si el acto se hubiera suspendido. Dentro de su lógica es una simple consecuencia del mecanismo adoptado para procurar atomizarlo y, si fuera posible, aniquilarlo, o mejor aún: derrocarlo. Lo han dicho en forma expresa, a través de sus personeros más visiblemente expuestos. "Hagamos algo, cualquier cosa, para que esta gente se vaya", pedía un conductor de un conocido programa de entretenimientos, seudoperiodístico, devenido en el paladín de la justicia. "Los productores están dispuestos a que este gobierno, o esta porquería que está gobernando, se vaya a patadas. ¿Nos vamos a ir nosotros del país? No, se van a tener que ir ellos. Si es por las buenas o por las malas no sé, eso van tener que programarlo las entidades, pero esto se tiene que terminar", declaraba enfático, hace un tiempo, un señor del campo ancho y ajeno, ante aplaudidores fervorosos.
Y es que la miseria y los miserables no se acabarán jamás. Así lo declaró - dice el relato -  Vincent Van Gogh, antes de darse un escopetazo en el pecho. Sin embargo, en nuestro caso hay un porvenir más auspicioso. Y ello también tiene relación con estar presente en éste y en todo otro acto de contenido similar.
La cloaca siempre abierta que nos muestran los comentarios y fotos del episodio, contrastando la imagen de una presidenta en el palco de los artistas con la de rostros ensangrentados, muertos, caos, violencia y destrucción, obedecen a otro segmento del mismo recorrido. El primero lo señaló acertadamente la propia presidenta en el mismo acto, al referir que los hechos fueron "... ejecutados y planificados con precisión quirúrgica (...) Yo no soy ingenua. No creo en las casualidades", agregó, antes de "...condenar la extorsión a una sociedad por parte de aquellos que portan armas para defenderla". Extorsión - agregamos - tan típica de otras épocas.
Dentro de este contexto, la separación de una parte no menos importante de la realidad del país, para atender a una celebración multitudinaria, esencialmente apartidaria, programada desde - obviamente - mucho tiempo atrás, tenía - y tiene - un sentido plenamente válido. En el acto - entre tantos otras - estuvieron personas que vienen luchando desde hace muchos años por recuperar los cuerpos de sus propios muertos; el acto se relacionaba con muchas vidas que se perdieron antes y durante estos treinta años, para llegar al punto en que hoy estamos. Y es que nos hallamos viviendo una etapa democrática como si fuera un don, algo caído del cielo, un derecho inmanente. Y no es así; se trata de una verdadera conquista - a través de un arduo peregrinaje - que aún no ha concluído, que es - todavía - precaria, que tiene sus riesgos, que requiere de la participación con convicción, que se defiende día tras día, que nos impone estar atentos. Uno de los sonsonetes que más recuerdo haber escuchado desde impúber es el de "... las fuerzas responden a sus mandos naturales...", para indicar que, hasta ese determinado momento, los militares todavía no se comprometían en el derrocamiento del civil - o, quizá, militar - de turno. Esto era moneda corriente. Crecimos con esta común idea de las cosas, hasta que conocimos que otras personas estaban dispuestas a no entregarse tan dócilmente al yugo de los prepotentes, déspotas y - por si todo ello  fuera poco - inútiles administradores del poder político y gerentes de los saqueadores de siempre (no de los boliches de los chinos, precisamente).
De modo que, cuando la infamia disfrazada de cruzada de la libertad me muestra a la titular del Poder Ejecutivo danzando con una cara jocosa, en la foto de arriba, frente a un rostro ensangrentado, en la parte inferior, no tengo dudas. Estoy en el acto y creo en él, a pesar de esa dosis de basura que se empeñan en hacerme ingerir. Porque sé quiénes la crean, con qué fines y qué es lo que añoran.
Y a quienes se complacen en deglutir - sin analizar - la inmunda bazofia desparramada, unos por auténtica devoción gorila, otros - quizá - por enojo, otros por ignorancia, o por candidez (ponele hache), les pido que, muy sinceramente, vean hacia atrás; que recorran  por un instante sus propios pasos, que se observen a sí sismos, por ejemplo, en el 31 de diciembre de 2004 y me digan, con una manecita en el corazón (por cualquier medio) cómo, de qué manera, se comportaron ellos frente a los festejos de fin de año, teniendo en cuenta la tragedia de Cromañón del día anterior, que dejó casi doscientos muertos y más de 1400 heridos http://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_Croma%C3%B1%C3%B3n

Es que, con careta es promoción. Sacándonos la careta... es otro precio.

Saludos cordiales.

viernes, 2 de noviembre de 2012


…. L’inferno dei viventi no è qualcosa che sarà; se ce n’è uno è quello che è già qui, l’inferno che abitiamo tutti giorni, che formiamo stando insieme. Due modi ci sono per non soffrirne. Il primo riesce facile a molti: accettare l’inferno e diventarne parte fino al punto de non vederlo piú. Il secondo è rischioso ed esige attenzione ed apprendimento continui: cercare a sapere riconoscere chi e cosa in mezzo a l’inferno, non è inferno, e farlo durare, e dargli spazio.

(... El infierno de los vivos no es algo que será; si hay uno, es aquél que está aquí, ahora, el infierno en que vivimos todos los días, el que hacemos estando juntos. Existen dos modos de no sufrirlo. El primero resulta fácil para muchos: aceptar el infierno y formar parte de él hasta el punto de no verlo más. El segundo es riesgoso y exige atención y aprendizaje continuos: tratar de saber reconocer quién y qué cosa, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio).
                                                                                                                                                                       Italo Calvino (Le Città Invisibili)

lunes, 24 de septiembre de 2012

El enmascarado no se rinde

A subgerencia del amigorasio y abrevando en la fuente del amigo Fernando, he aquí un testimonio - tal vez algo patético - acerca de las piedras que no aprenden y se tropiezan nuevamente con los mismos hombres, o parecidos.

Cualquier parecido con la realidad actual debe considerarse como un parecido a la realidad actual...
alm
NO HAY TÉ DE CEILÁN - Enrique Santos Discépolo
Resulta que antes no te importaba nada y ahora te importa todo.
Sobre todo lo chiquito.
Pasaste de náufrago a financista sin bajarte del bote.

Vos, sí, vos, que ya estabas acostumbrado a saber que tu patria era la factoría de alguien y te encontraste con que
te hacían el regalo de una patria nueva, y entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado.

¡Pero con el sobretodo te quedaste!

Entonces, ¿qué me vas a contar a mí?
¿A quién le llevás la contra?

Antes no te importaba nada´y ahora te importa todo.

Y protestás. ¿Y por qué protestás?


¡Ah, no hay té de Ceilán!

Eso es tremendo. ¡Mirá qué problema!

Leche hay, leche sobra; tus hijos, que alguna vez miraban la nata por turno, ahora pueden irse a la escuela con la vaca puesta.

¡Pero no hay té de Ceilán!
Y, según vos, no se puede vivir sin té de Ceilán.
Te pasaste la vida tomando mate cocido, pero ahora me planteás un problema de Estado porque no hay té de Ceilán.

Claro, ahora la flota es tuya, ahora los teléfonos son tuyos, ahora los ferrocarriles son tuyos, ahora el gas es tuyo, pero… ¡no hay té de Ceilán!

Para entrar en un movimiento de recuperación como este al que estamos asistiendo, han tenido que cambiar de sitio muchas cosas y muchas ideas; algunas, monumentales; otras, llenas de amor o de ingenio: ¡todas asombrosas!

El país empezó a caminar de otra manera, sin que lo metieran en el andador o lo llevasen atado de una cuerda; el país se estructuró durante la marcha misma; ¡el país remueve sus cimientos y rehace su historia!

Pero, claro, vos estás preocupado, y yo lo comprendo: porque no hay té de Ceilán.

¡Ah… ni queso!

¡No hay queso! ¡Mirá qué problema! ¿Me vas a decir a mí que no es un problema?

Antes no había nada de nada, ni dinero, ni indemnización, ni amparo a la vejez, y vos no decías ni medio; vos no protestabas nunca, vos te conformabas con una vida de araña.

Ahora ganás bien; ahora están protegidos vos y tus hijos y tus padres. Sí; pero tenés razón: ¡no hay queso!

Hay miles de escuelas nuevas, hogares de tránsito, millones y millones para comprar la sonrisa de los pobres; sí, pero, claro, ¡no hay queso!

Tenés el aeropuerto, pero no tenés queso. Sería un problema para que se preocupase la vaca y no vos, pero te preocupás vos.

Mirá, la tuya es la preocupación del resentido que no puede perdonarles la patriada a los salvadores.

Para alcanzar lo que se está alcanzando hubo que resistir y que vencer las más crueles penitencias del extranjero y los más ingratos sabotajes a este momento de lucha y de felicidad.

Porque vos estás ganando una guerra. Y la estás ganando mientras vas al cine, comés cuatro veces al día y sentís el ruido alegre y rendidor que hace el metabolismo de todos los tuyos.

Porque es la primera vez que la guerra la hacen cincuenta personas mientras dieciséis millones duermen tranquilas porque tienen trabajo y encuentran respeto.

Cuando las colas se formaban no para tomar un ómnibus o comprar un pollo o depositar en la caja de ahorro, como ahora, sino para pedir angustiosamente un pedazo de carne en aquella vergonzosa olla popular, o un empleo en una agencia de colocaciones que nunca lo daba, entonces vos veías pasar el desfile de los desesperados y no se te movía un pelo, no.

Es ahora cuando te parás a mirar el desfile de tus hermanos que se ríen, que están contentos… pero eso no te alegra porque, para que ellos alcanzaran esa felicidad... ¡ha sido necesario que escasease el queso!

No importa que tu patria haya tenido problemas de gigantes, y que esos problemas los hayan resuelto personas.

Vos seguís con el problema chiquito, vos seguís buscándole la hipotenusa al teorema de la cucaracha, ¡vos, el mismo que está preocupado porque no puede tomar té de Ceilán! ¡Y durante toda tu vida tomaste mate!

¿Y a quién se la querés contar?
¿A mí, que tengo esta memoria de elefante?

¡Nooooo, a mí no me la vas a contar!"

Enrique Santos Discépolo, 1951


martes, 26 de julio de 2011

No hay sorpresa.




Con el resultado de las elecciones del 24-7-11 en Santa Fe, se da un nuevo toque en la misma sintonía que, pocos días antes, en la Capital Federal. Un resultado que se pronuncia por la anti-política (o, por lo menos, en un sentido no político) para resolver los problemas de la comunidad. Problemas que, en principio, debiera resolver la política. El hecho más grave es que ya no estamos en el 2000/2001, tiempos del “que se vayan todos”. Sin embargo, el signo parecería decir más o menos lo mismo, en forma un poco más sutil. No olvidemos que el candidato ganador del oficialismo santafecino arañó el triunfo a escasos puntos del humorista Miguel del Sel. Si bien uno nunca está del todo informado en lo que hace al pensamiento e intención de los candidatos (“uno” soy yo, discúlpeme), el caso Del Sel es un alarde del caradurismo político o, mejor dicho, de la antipolítica, que está muy lejos de otros ejemplos de miembros de la farándula devenidos en políticos. Recordamos el caso de Irma Roy y su gestión en Diputados, de Nito Artaza, de Brandoni. Nos gusten o no, son gente del espectáculo que se preocuparon por la cosa pública y dedicaron una parte importante de su tiempo a la gestión de una actividad que tiende a modificar el actual estado de cosas. En igual sentido, ciertos ejemplos del deporte (Scioli, Reutemann). En este caso en particular, coincido plenamente con Horacio González: el voto hacia el humorista Del Sel (con el respeto que merece su labor específica – me mata de la risa su imitación de la Negra Sosa -), vacía de todo contenido el vocablo “política”. Nunca nadie en estos tiempos, a excepción de Mauricio Macri, hizo tanto alarde – públicamente, para colmo de males -  de carecer de conocimientos básicos acerca de los problemas de la comunidad destinataria de su postulación. Es la exacerbación de la ignorancia o, al menos, de la indiferencia respecto de los temas a que un político debiera volcar su estudio, su preocupación, su accionar cívico específico desde un sitio de privilegio y de responsabilidad en que la ciudadanía lo ubica con confianza y con expectativas de gestión.  El voto dirigido hacia un candidato de este tipo es casi como afirmar: "Vea don, no me la haga difícil, yo no quiero que Ud. me relate pálidas de no sé cuál modelo sobre no entiendo cuál modo de no sé qué integración con no sé cuáles países ni regiones que no conozco, ni planes que no comprendo, ni gestiones que no sé qué contenido tienen. A mí sus bigotes, su voz áspera y su cara seria, casi huraña, no me convocan, como tampoco lo hacía la babita de Kirchner que se le escapaba por la comisura derecha (después se la corrigieron). Yo quiero que me que gobierne gente divertida. Quiero baile, globos, sonrisas. Basta de pálidas, de revolver recuerdos tristes sobre derechos humanos, de polemizar sobre gasoductos de mi provincia que no sé bien cómo se iniciaron pero que, de todos modos, son temas que me gusta más como me los relata el Miguelito, con un guiño, con un chiste. Nada de insistir con esa cosa de género (yo el único género que conozco es la tafeta floreada). Hágamela fácil, linda, amena, entretenida y por sobre todo hueca, hueca, para que yo lo pueda, simplemente, gozar más que comprender. Porque cuando yo estoy feliz y contento no pienso en el fin de mes, ni en la plata que no alcanza, ni en la leche, ni en la soja – ajena – ni en los garbanzos. Y a mi, qué quiere que le diga, Miguelito me da la felicidad. Yo con Miguelito bailo. Yo voto a Miguelito. Yo me divierto. ¿O acaso en casa no vemos a Tinelli?”
 Al cruce de Horacio González le salió don Julio Bárbaro que, si algún mérito tiene es el de parecerse físicamente a mi difunto amigo Pedro, y punto. Por supuesto que el Gobierno Nacional y sus partidarios no regalan rosas ni promesas de “¡ pum para arriba !” No dice siempre las cosas que la gente quiere escuchar. Posiblemente, en su oportunidad hubiera cosechado más votos si hubiera celebrado un pacto con los genocidas supérstites y sus acólitos, echando un manto de piedad y olvido sobre tanto dolor. Dolor ajeno, al fin y al cabo. Tal vez hubiera sumado más acercando al “campo” a la Casa Rosada antes de la resolución 125, o evitado confrontar, pactando con el monstruo mediático de sólida instalación. Es indudable que hay confrontación. No es posible que no la haya. En el país existe desde, por lo menos, unitarios y federales. Y subsiste bajo otros nombres. Y la hay hacia afuera. Es que adentro hay, por lo menos, dos países, y afuera hay, por lo menos dos mundos. Uno es el de la exclusión, en uno y otro caso. El otro es el de la integración solidaria. Al porteño tipo, por ejemplo,  no le interesa un mensaje filmusiano en el sentido de construir una gestión de política mayormente igualitaria, de incluír al villero a los planes de viviendas, de integrar a los indocumentados inmigrantes, a los sin techo. Todo lo contrario. El porteño tipo lo que pretende es armar un gran zapato apto para la patada olímpica en el orto de toda esa gente de color generalmente oscuro, que le pisotea u ocupa los espacios públicos, le escribe en los monumentos, se baña y lava la ropa en las fuentes y, en una palabra, nos afean la ciudad. Porque si hay miseria, que no se note. Alfombra grande y a barrerlos a todos para bien abajito della.
¡Y a seguir jugando y bailando con los globos de color!
¡Vos también sos bienvenido! (Ah no, vos no, ¡eh!).
¡ Y arriba esas palmas !

jueves, 16 de junio de 2011

EMOTIVO MENSAJE DE BERTOLUCIO DESDE CASA DE GOBIERNO

Hace pocos días, no vale la pena recordar exactamente cuándo, Bertolucio di Sant' Elmo dirigió un mensaje personal a toda la población, desde el tradicional, histórico y célebre balcón de la Casa de Gobierno de la Nación, ante la enfervorizada presencia de un nutrido grupo de manifestantes que respondió a la convocatoria, acudiendo de manera espontánea a la Plaza de Mayo para brindar su incondicional adhesión. Las estimaciones oficiales aseguraron que la concurrencia pudo haber nucleado a no menos de trece personas, aun cuando los cálculos en círculos privados hacen mención de que, en rigor, habrían sido cuatro - todos ellos de su entorno familiar - más un perro vagabundo y ocho palomas. En su encendido mensaje, el orador llamó a la concertación nacional (aunque nadie respondió, por lo cual dejó mensaje en el contestador) y a la necesidad de estrechar filas, para poder ingresar de mejor manera al interior del coche y de los vagones. Aludió también a la indiscutida vocación de diálogo que anima su plan programático, para cuya adecuada difusión en todos los medios anunció la preparación de un monólogo de varias horas. El presente es un momento histórico que nos reclama un mayor protagonismo en los cambios, anunció, mientras pasaba de punto muerto a marcha atrás. Lejos han quedado las divisiones entre los argentinos, afirmó, a la vez que repasaba la tabla del ocho en alta voz, para regocijo de los presentes que, en medio de la algarabía, coreaban de viva voz encendidas consignas, supuestamente de adhesión. Todo por un choripán. Destacó, asimismo, el impostergable papel que juegan los ciudadanos en el presente histórico, papel que por las connotaciones de incontaminación respecto de otros factores, puede considerarse eminentemente higiénico. El discurso se desarrolló por un prolongado lapso - entre seis y ocho segundos - después del cual la ovación no tardó en hacerse sentir (N.de R. ovación = conjunto de huevos) Todo ello, ante el registro de las cámaras de los medios más destacados que siguieron el completo desarrollo de la ceremonia debidamente desconectadas.