sábado, 30 de abril de 2011

¿Cuál es la realidad?



Recuerdo la anécdota de un amigo que un buen día se nos fue de la cordura y que mencionaba a otro colega pirado, pulcro y bien trajeado, que deambulaba por el centro porteño preguntándose y preguntando en alta voz “¿Cuál es la realidad?”.
Pero vamos a hoy. La actualidad y curiosidades de la realeza británica y de sus festejantes han sido noticia, aparentemente, en todo el mundo. Por lo menos, en todo el mundo que se precia de ser civilizado. Este país, nuestro país, siendo parte del mundo supuestamente civilizado, recoge también la actualidad y curiosidades de la realeza. Al menos una parte de este país, nuestro país, que contiene varios países. Y las noticias que llegan a uno como el nuestro, en el que la mano de las potencias europeas se ha hecho sentir, no precisamente con el dulzor de la caricia prodigada al recién nacido - o al recién descubierto – para estimularlo en su crecimiento, darle apoyo y alimentarlo en sus carencias, nos impulsan a la reflexión acerca de la naturaleza y de la manipulación de la información. Más aún en oportunidad en que conmemoramos otro año de la matanza de trabajadores que definieron al día 1º de mayo como una fecha trágica pero que, a pesar de ello, adquiere progresivamente un carácter de celebración. Celebración preponderantemente de gente trabajadora. De trabajadores que forjan países, que no los conquistan, ni se los apropian, ni los someten, ni los bombardean. Al menos, no tengo hasta ahora noticias de hechos de tales características imputables a trabajadores; organizados o no. Sí, en cambio, sobran ejemplos de trabajadores como sujetos pasivos de tales atropellos.

Y llego a la panadería famosa de la avenida Corrientes en busca del sustento gastronómico postergado en su horario, porque hoy el almuerzo tuvo que esperar (¡y... uno se debe a su público!). Mientras me atiende la empleada, su compañero de tareas comenta sobre las imágenes que emite un televisor amurado a la pared y clavado en la sintonía de uno de los canales del llamado monopolio vernáculo. Imágenes de Londres, 29 de abril de 2011. Se lucen trajes y vestidos de etiqueta, carruajes pomposos y el comentarista de tanta ridícula y anacrónica frivolidad comienza a arriesgar, desde la pantalla, cifras alrededor de las cuales oscilaría el precio de determinado sombrero paquete que luce determinada cabeza paqueta, entre paquetones circunstantes. Los empleados que se alinean detrás del mostrador, con poca clientela en el local, repiten las cifras exorbitantes que declara el periodista, todas ellas en dólares, no en libras esterlinas, eso sí. La señora que me atiende termina de envolver. Es muy amable y distrae apenas, alguna que otra mirada hacia la pantalla, compartiendo comentarios con sus compañeros. Todos ellos, empleados con uniforme y con uniforme mirada oblicua ascendente hacia la pantalla. Lástima no tener mi cámara (¡y esta realidad que no se rebobina!).

Ya de noche, compruebo una vez más la repercusión dispar que se les ha brindado a los sucesos del día por parte de los medios. El casamiento principesco ha acaparado la atención de casi todos ellos, mientras la concentración masiva, multitudinaria, llevada a cabo en el centro de nuestra Ciudad con motivo de la celebración del Día del Trabajo (o del Trabajador, o de los Trabajadores) es apenas cubierta. Sobre el resto de nuestro país, ni noticias. Los comentarios sobre la boda real han impregnado de una pátina romántica y palaciega las pantallas y los micrófonos. Se especula sobre el beso apasionado de los novios o se supone aquel otro, de carácter menos subido de tono, que se habrían prodigado los contrayentes casi en tono de confidencia. Todo ello, también en boca de conocidos periodistas que la juegan como serios analistas políticos locales en el resto de la semana, imbuidos de la ceremoniosa sobriedad de quienes tratan solamente los temas importantes, con ceño fruncido.

Y me quedo clavado en un par de imágenes del pasado reciente. Un fresco Eduardo Galeano, en un reportaje que no viene a cuento, nos recuerda que aún no nos hemos independizado, sino que estamos en un lento proceso de independización, en el que falta mucho, mucho tiempo todavía, para ver la luz al final del túnel. Pienso en la Declaración de nuestra Independencia de 1816, como el despliegue de un manojo de buenas intenciones y recuerdo algunos de los nombres de aquellos congresales que hoy, paradójicamente, designan a las calles más paquetas del Barrio Norte y de Palermo.

Recuerdo mi paso fugaz por algunas ciudades provincianas del litoral en el invierno pasado. Recuerdo cómo un noticiero transmitía hasta el hartazgo, en esa oportunidad, un choque de vehículos ocurrido en el centro porteño, como una nota exclusiva del momento y que pudiera resultar de interés a habitantes de más de mil kilómetros de distancia del suceso. Recuerdo cuando un telenoticiero transmitía el nacimiento de un osito en vías de extinción en algún lugar del planeta, mientras se omitía el informe de la CEPAL brindado en la conferencia que tuvo lugar en nuestro país, con datos relevantes para nosotros, los argentinos. Imagino, siempre atando cabos sueltos, cómo habrá sido el día de hoy en esas y otras localidades alejadas del delirio de las capitales. De qué manera habrá prendido en esas latitudes la ceremonia nupcial principesca y todos sus detalles, copada por los medios de difusión que hoy son dominantes. Voy un poco más allá y se me representan lugares como Tilcara, Maymará, Purmamarca, Humahuaca, en la Quebrada, o el Parque Nacional Lanín, en Junín de los Andes, en ese Sur que visitamos hace tan poquito y donde el mapuche convive como puede con “el hombre blanco”. O esa Catamarca que tiene una ciudad pequeña con traza de la cultura originaria Santa María, llamada Londres – otra paradoja – en tributo (¿o claudicación?) a la esposa de Felipe II y a su ciudad natal, capital de la - no todavía - “pérfida” Albión (¿te acordás de Albion House y de sus liquidaciones de fin de temporada?).

¿Cómo se habrá visto el traje – dicen que era amarillo - de la reina de Inglaterra en las alturas de Iruya, en los confines de allá en La Quiaca, en los pagos de Valentín Alsina (pagos de “La Inundación” del tango “Sur”), en Itatí, a la sombra de ese templo oprobioso y descomunal, en los pueblos bombistos de Santiago del Estero, en El Hoyo chubutense repuesto del incendio, en Formosa, en el Chaco, en la base Vicecomodoro Marambio, o en San Marcos Sierras - donde la posadera nos contaba que con dos remeras y otro par de pantalones le bastaba y sobraba para vivir -?

Volviendo al piantao del comienzo: creo creer que esa pregunta el colifa la hacía mientras caminaba por la calle jugando con un balero. Y si no es exactamente así no importa. De todos modos, prefiero verlo así. Yo no te miento, sólo es una cuestión de oportunidad; yo te cuento cosas que, si no lo son, algún día van a ser verdaderas. Y si no llegás a vivir para confirmarlas, paciencia; ese es un tema muy tuyo. ¡Mirá si a los treinta y siete años tengo necesidad de decir mentiras!

Después de todo... ¿Cuál es la realidad?

10 comentarios:

  1. Palabra de Dios:
    Piensa por la mañana, actúa a mediodía, come al anochecer y duerme por la noche.

    Quien ha sufrido tus imposiciones, te conoce.

    Así como el arado sigue a las palabras, Dios recompensa las plegarias.

    Los tigres de la ira son más razonables que los caballos de la instrucción.

    Del agua estancada espera veneno.

    Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas lo que es más que suficiente.

    ¡Escucha los reproches de los tontos! ¡Forman un título real!

    Los ojos del fuego, las narices del aire, la boca del agua las barbas de la tierra.

    El débil en coraje es fuerte en astucia.

    El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer, tal como el león no interroga al caballo sobre cómo atrapar la presa.

    Quien recibe agradecido da copiosas cosechas.

    Si otros no hubiesen sido tontos, lo seríamos nosotros.

    El alma rebosante de dulce deleite jamás será profanada.

    Cuando ves un águila, ves una porción de Genio: ¡Alza la cabeza!

    Tal como la oruga elige las hojas mejores para depositar en ellas sus huevos,el sacerdote lanza sus imprecaciones para los más dulces goces.

    Crear una florecilla es labor de siglos.

    La condena estimula, la bendición relaja.

    El mejor vino es el más añejo; la mejor agua, la más nueva.

    Continuará ...

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  2. Salute, María.
    Muy frondosas tus macedónicas reflexiones.

    Gracias por pasear...

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  3. hubo casorio?
    quién se casa che?
    que vivan los novios!

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  4. Un placer recurrente encontrarlo, esta vez en forma escrita, desparramando pensamiento sensato y esperanzador. Adhiero a su compromiso de acompañar el crecimiento, a veces deficiente, a veces diferente de éste; nuestro pais, y no perder en el intento las buenas intensiones, las buenas sensaciones...
    Me despido desde el noreste del conurbano bonaerense, desde donde todavía se puede disfrutar del canto de los pájaros de la mañana...
    Pucha que vale la pena estar vivo!
    Su campesina amiga...

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  5. ah! campesina, campesina, si dejaras tu nombre, o al menos tu apodo, en tinta china...

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  6. ¡Qué muestra de civilización los londinenses, saliendo a las calles ordenadamente, sin tirar papeles ni tetra en las calles, sacudiendo elegantemente la banderita, sin bombos ni gritos populares, tales como 'William, querido, el pueblo está contigo' ni pancartas con consignas tales como 'Elizabeth Conducción' o 'El pueblo, querido, está en el Reino Unido'! ¡Si hasta los equinos estaban secos de vientre! ¡Qué orgullo habrán sentido el príncipe y la principezca consuerte, saludando a su pueblo con sus delicadas manitas con delicaditos ademanes!
    En cambio, en este remoto punto del planeta hubo como 400.000 negros de mierda liderados por otro negro de mierda que repartió plata y choripanes que los obligó a ir y los cargó en un sinnúmero de micros naranjas para que gritaran cosas horrendas y comunistas como 'Queremos participación en las ganancias!, ¡Patria si, colonia tampoco! y dejaron la 9 de Julio y calles adyacentes sucias. Menos mal que después vino Macri y limpió todo.
    Angelo del Basso Fiori.

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  7. Caro Angelo:
    Tu sei proprio il soffio d'aria fresca che stavo ad aspettare. Complimenti !!
    Auguri

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  8. Carola Rodriguez6 de mayo de 2011, 9:34

    Berto... ¡cuanto me haces pensar!!! ta bueno... la boda real, ni asomé a verla... cosas del barrio me ocupaban esa mañana... :=)
    tambièn pensaste como vieron los vestidos y protocolos los de Provncia???... eppa! q no es lo mismoo que "La Capi"... y bue... yo me quedo pensando, como habràn recepcionado, los de Barrio Gendarmería, que no es lo mismo q Glew City...en fin... ta bueno ta, q nos invites a pensar y criticar la realidad ...

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  9. Gracias, Carola, por estar siempre atenta. Cuantos más cerebros dispuestos, más ricos los ravioles de seso.
    Besocutón.

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  10. Carola Rodriguez9 de mayo de 2011, 6:27

    jajaja!!! genial!!!

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